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domingo, 21 de abril de 2013

~Capítulo 34


CAPÍTULO 9: “Adiós hospital”
Los tres chicos bajaron del coche, y se dirigieron a la recepción del hospital. Una vez allí esperaron para tomar el ascensor hasta la segunda planta. Salen del ascensor y van hasta la habitación 12.
-Claudia, ¿otra vez te has saltado el instituto? – dijo Carmen al ver a los tres chicos allí de nuevo
-Sí… pero te prometo que hoy es el último día ¿vale? – dijo Claudia abrazando a sus padres
-Está bien – resopló Carlos
-Hola chicos – saludo Carmen a Néstor y a Laura
-Hola – respondieron los dos a coro
-¿Cómo está Kevin? Hoy le dan el alta, ¿no? – preguntó Claudia
-El doctor nos ha dicho que si no hay cambios, a mediodía estará en casa – respondió Carlos con una sonrisa
-Podéis entrar a verle si queréis – propuso Carlos
-Entra tú Laura – dijo Claudia rápidamente
-¿Yo? – preguntó ella extrañada
-Sí. Yo quiero estar con mis padres, y Néstor sólo ahí dentro no pinta nada…
-Bueno, vale vale – dijo Laura levantándose de la silla de plástico y entrando por la puerta.
-Toc toc. ¿Se puede? – dijo Laura asomando la cabeza por la puerta
-¡Laura! Claro, pasa – dijo Kevin con una enorme sonrisa
-¿Cómo estás?
-Muchísimo mejor. Hoy me dan el alta
-Me alegro mucho – dijo Laura
-Gracias
-Bueno, voy a dejar que entre tu hermana. Te echa de menos – dice Laura levantándose
-Laura…
-Dime
-Que… que te quiero
-Jo Kevin, no me digas eso. ¿El otro día me dices que no estoy preparada y hoy me dices que me quieres?
-Es que es verdad… aunque no estés preparada te sigo queriendo
-¿Y qué quieres que haga yo?
-Mmm… ¿darme un beso?
-¡Kevin! O me pides un beso o me dices que no estoy preparada, pero las dos cosas no
-Bueno… pues nada…
-Hasta luego Kevin
-Te quiero Laura
-¿Vas a seguir?
-Puede…
-Kevin, sabes que yo también te quiero, y que también quiero besarte, pero no seas bipolar ¿vale?
-No soy bipolar
-Si lo eres
-No lo soy
-Que si
-Que no
-Que si
-Si me das un beso lo admito
-Kevin, me estás liando…
-¿No decías que querías besarme? Pues te lo estoy poniendo en bandeja
-Sí. Querer quiero, pero no estoy preparada, y tú lo sabes.
-Bueno, pues me alegra decirte que ya estás preparada
-Kevin, estás necesitado amorosamente
-Que no. Ya estás preparada. La Laura de antes se hubiera lanzado a besarme. En cambio ahora has dicho que no.
-¿En serio?
-¿Quieres comprobarlo?
-Por favor
-¿Sabes que estás muy mona cuando te enfadas?
-Sí, me lo dijiste el otro día. ¿Podemos comprobarlo ya?
-Ya lo hemos comprobado
-¿Ah si?
-Sí. ¿No te das cuenta? He dicho que estás muy mona cuando te enfadas y no has recordado ni la playa, ni Santander, ni a Jake ni nada de eso.
-¡Es verdad! Gracias Kevin. Eres un buen chico
-¿Me das mi beso?
-Mmm… no
-¿Por qué? – dijo Kevin triste
-Porque ya no soy la Laura de antes. Y también porque me hiciste sufrir cuando me declaré y soy muy vengativa – respondió Laura con una sonrisa
-¡Pero si lo estás deseando!
-Puede… pero seré fuerte. Bueno me voy, que tu hermana te echa de menos – dijo Laura mientras se acercaba a Kevin
-¿Me lo vas a dar? – preguntó Kevin esperanzado
-Claro, pero en la mejilla. Es un beso de amigos
-Jo
Laura se acercó y le dio un beso en la mejilla.
-Hasta luego Kevin. Te quiero – dijo Laura mientras se acercaba a la puerta
-¡Ya era hora! – grita Claudia cuando ve salir a su amiga
-Estaba haciendo tiempo para que pudieras estar con tus padres… - mintió Laura – Néstor, ¿vamos a la cafetería a tomar algo?
-Claro
-¿Y yo? ¿No existo? – dijo Claudia con la boca abierta
-Sí… pero vas a ir a ver a Kevin ¿no? – dijo Laura
-Es verdad…
-Hasta luego anda – se despidieron los dos primos
-Hola hermanito – saludó Claudia
-Hola pesada – bromeó Kevin
-Que gracioso… ¿Cómo estás?
-Mejor, gracias. ¿Te has vuelto a saltar el instituto?
-Un poco… pero hoy ya es el último día
-Más te vale
-Oye, ¿qué tal con Laura?
-Bien. Ya está preparada para tener novio.
-¿¡Estáis saliendo!? – gritó Claudia emocionada
-¡Shh! Baja la voz ¿quieres?
-Perdona… Pero responde ¿Estáis saliendo?
-Pues no…
-¿Y no pasó nada antes cuando vino a verte?
-No…
-Que raro… pero… cuéntame
-Claudia… es complicado ¿vale? – Kevin estaba confuso, no entendía nada, y eso hizo que se le empezaran a humedecer los ojos
-Ey hermanito ¿qué pasa? ¿Vas a llorar? ¿Kevin Rodríguez Sánchez llorando? Esto es nuevo – dijo Claudia en tono burlón
-Calla idiota – dijo Kevin con una pequeña sonrisilla
-¿Me lo cuentas? – insistió Claudia
-Que… le pedí un beso… y me lo rechazó… tu amiga es demasiado bipolar
-Ya bueno, tú no te quejes, que tampoco eres muy normal
-¡Bueno! Ya que eres su mejor amiga… ¿cómo la reconquisto?
-Pues… siendo tú… ¿no fue así como la conquistaste la primera vez?
-Sí, pero… se ve que ya no le intereso… - dijo Kevin entristecido
-¿¡Tu eres tonto!? Kevin, te ama… solo tiene miedo de meter la pata… por enésima vez. Puede que ya esté preparada, pero ese cierto miedo a estropearlo todo con los chicos, no se lo quita nadie. Sólo quiere asegurarse de que esta vez, es el correcto…
-Pero… ¿soy el correcto? – preguntó Kevin esperanzado
-Eres el correctísimo – le respondió su hermana con una radiante sonrisa
-¿De verdad?
-No, de mentira. ¡Pues claro idiota! Solo dale tiempo ¿vale? A demás, yo hablaré con ella y ya te contaré.
-Gracias fea
-De nada idiota
En ese momento, Laura apareció por la puerta.
-¿De que hablabais? Os habéis callado de repente - preguntó Laura con dos Coca-Colas en las manos. Le tendió una a Claudia y la otra se la quedó ella.
-De nada. ¿A mi no me traes una? - contestó Kevin cambiando de tema repentinamente.
-¿Sabes que no soy tonta verdad? - dijo Laura sin parar de mirarle.
-Eres la chica más inteligente y lista que conozco. - dijo Kevin mandando una indirecta.
-Gracias, un detalle por tu parte. Ahora, quisiera saber de qué estabais hablando, porque conociendo a mi mejor amiga, - dijo mirando a Claudia. - seguramente estabais hablando de mí. ¿Me equivoco?
*Toc, toc*
-Adelante – dijo Kevin
-Hola Kevin. Vengo a decirte que ya puedes irte a casa – dijo un doctor con una sonrisa en la cara – En seguida entrarán tus padres para dejarte la ropa. Un placer haberte conocido – añadió el doctor. Le estrechó la mano a Kevin, les dedicó una sonrisa a Claudia y a Laura y salió de la habitación, dejando que la puerta se cerrase tras él.
-Vuelves a casa hermanito – dijo Claudia abrazando a su hermano
Laura salió de la habitación, con una sonrisa más falsa que un billete del Monopoly y se sentó en las sillas de plástico a esperar a su amiga.
-¿Y a ésta que le pasa ahora? – preguntó Kevin a su hermana – Está de lo más rara
-Déjala, está enamorada – dijo Claudia con una sonrisa
-Si tan enamorada está, ¿no debería alegrarse de que estoy bien y vuelvo a mi casa?
-Y lo está, pero ¿no te das cuenta de que ya no podrá verte tan a menudo?
-Pero… tu amiga es rara ¿sabes?
-Rara, pero la adoras
-Mucho
-Bueno, voy a dejar que entren mamá y papá y mientras hablo con Laura
-Vale. Adiós enana
-Hasta luego hermanito – dijo Claudia de la habitación dejando pasar a sus padres
-En seguida salimos – dijo Carmen cerrando la puerta detrás suya
-¡Ey! ¿Y Néstor?
-¿Ya le echas de menos?
-Entablaba una conversación, malpensada de mi vida
-Ya… está abajo, en la cafetería
-Oye…
-Dime
-Te sigue gustando mi hermano ¿no?
-Sí… hablaban de mi ¿verdad?
-Sólo un poco… ¿No le besaste?
-No… tenía muchas, muchas ganas… pero no quiero ser la misma Laura de antes que está con un chico distinto cada semana… quiero asegurarme de que esta vez es de verdad
-Laura… ¿crees que el chico que elijas ahora va a ser tu marido y el padre de tus hijos? Aún tienes que pasar por mucho… y creo que mi hermano es el ideal ahora
-Ya... yo también lo creo… pero no puedo ir ahora a lo “no soy más bipolar porque no puedo” y aceptar su beso ahora
-¿Por qué no? Si eres bipolar, lo eres y punto. A él le gustas así
-¿De verdad?
-De verdad – le respondió Claudia con una sonrisa
-Ya bueno, ahora me da corte… no puedo entrar ahí y darle un beso por la cara, y menos delante de tus padres…
-¿Y si quedamos luego tú, yo, Kevin y Néstor?
-Le echas de menos ¿eh?
-¡Ay! ¿Quieres?
-Yo sí… pero… ¿él?
-Tranquila, dirá que sí
-Está bien… Oye. ¿Cuánto tarda tu hermano en vestirse? Llevamos aquí un rato
-¡Yo que sé! Es tonto el pobre… Oye, ahora que lo pienso, ¿qué hace Néstor solo en la cafetería?
-Ay, el amor. Es que no puedes dejar de pensar en tu amorcito ¿verdad?
-Laura cariño, eres idiota
-No soy idiota – dijo Laura haciendo pucheros – Solo digo la verdad
-Seguro que si…
-¿Vamos con Néstor?
-Vamos
-¡Ves! ¡No puedes evitarlo! Necesitas ir corriendo a sus brazos
-Calla y vete al ascensor anda – dijo Claudia negando con la cabeza
Entre risas las chicas llegan al ascensor y bajan a la cafetería en busca de Néstor
-¿Dónde se ha metido este chico? – pregunta Claudia tras observar la cafetería
-No lo sé… A lo mejor estaba deprimido porque no le das una oportunidad y se fue del país – propone Laura elevando los hombros
-¿Podemos dejar ya el temita de tu primo y yo? ¿Estás pesadita no?
-Bueno… solo un poco
-Ya… un poco…
-Es que Claudia: le quieres y te quiere…
-¡Ahí está! ¡Vamos!
 Néstor estaba en la caja registradora comprando tres bollos de chocolate y Claudia y Laura se dirigieron hacia él.
-¿Qué? ¿Tenías hambre? ¿No te podrías haber conformado con uno? – preguntó burlona Laura.
-Los otros dos son para vosotras, enteradita. –contestó Néstor ofreciéndoles un bollo a cada una
-Ya, claro. Eso lo dices ahora que te pillé – dijo Laura cogiendo uno de los bollos
-Te despertaste pesadita hoy ¿eh? – dijo Claudia después de darle una mordida a su bollo.
-Bueno, vamos a sentarnos en una mesa ¿no? – propone Néstor
-Vamos
-Vamos
Los tres chicos eligen una mesa al lado de un enorme ventanal, con las mesas de alrededor vacías.
-¿Cuándo saldrá Kevin? – pregunta Laura algo nerviosa
-¿Ya le echas de menos? – dice Claudia repitiendo lo que había dicho su amiga minutos antes
-Pues sí. Yo al meno lo admito…
-Em… ¿hola? – interviene Néstor
-¡Néstor! ¡Hola! ¡Cuánto tiempo! ¿Cómo te va la vida? – pregunta Laura haciéndose la loca.
-Laura, fumar te sienta fatal… - comenta Néstor
-No fumo…
-¿Entonces eso es así de nacimiento?
-¿Qué es exactamente “eso”?
-Tu locura irremediable
-¡No estoy loca! – protesta Laura como una niña pequeña
-¡Kevin! – grita Claudia al ver a su hermano entrando a la cafetería. Se levanta y corre a abrazarlo. Hacía tiempo que no le veía sin cables y con ropa de calle. Le echaba de menos.
-¿Les dejamos un momento en familia? – propone Laura
-Vale, como quieras – responde Néstor
Mientras Carmen, Claudia, Carlos y Kevin pasan su “momento en familia”, Laura y Néstor siguen discutiendo sobre la locura de la chica.
-¡Sí, estás loca! - siguió diciendo Néstor.
-¡Pero tú más!
-Pero solo porque saqué algo de ti. - aclaró Néstor.
-¡Pero si tú eres el mayor! - protestó Laura.
-¡Eso no importa!- contestó él, aun sabiendo que sí importaba.
-Esta vez, creo que tiene razón Laura. -interrumpió Kevin. - Mis padres han ido a por el coche, dicen que esperes en la cola del mostrador Laura, para después comprar unos cafés y nos los tomamos en el coche. Así no hacemos cola.
-Eso es porque es tu amorcito, por eso le das la razón a ella. - replicó Néstor hinchando los cachetes.
-Puede, pero yo al menos lo admito. - contestó Kevin.
Para cuando Laura dejó de pescar, Kevin y Néstor estaban saliendo de la cafetería, riendo y jugando junto a los demás.
-¡Eh! ¡Que os olvidáis de mí! - gritó Laura corriendo hacia ellos.
-No nos olvidamos, te dijimos que guardaras el sitio en la cola del mostrador. - repuso su primo. -Claro que si no estuvieras todo el día pensando en ese tal Rubén...-comentó con una risita.
-¿Rubén? ¡Oh dios mío! ¿Más competencia? - suspiró Kevin.
-Rubén no existe, mi primo se lo acaba de inventar. - inventó rápidamente Laura. Obviamente, nadie le creyó. -Está bien - explicó ella suspirando -, de pequeños Néstor y yo nos quedábamos mucho tiempo solos en casa.
-¡Laura! - gritaron Claudia y Kevin a la vez.
-¡Mentes sucias! ¡Dejadme acabar! - respondió ella. -Entonces, nos aburríamos mucho. Un día estábamos vagando por Internet y descubrimos que teníamos un vecino con los mismos gustos que nosotros. Para ese entonces no vivíamos donde ahora. Y nada, el tío estaba bueno. Pero nunca me gustó, a pesar de que mi primo dijera lo contrario...
-Eso tiene todo el sentido del mundo pequeña Laura, claro que sí. ¿Sabes lo que vamos a hacer ahora? - Claudia le cogió con suavidad del brazo y le puso su brazo por los hombros de Laura. - Mira, vamos a ir a casa, te vas a tomar una pastilla y vas a dormir y mañana será un nuevo día ¿vale?
-Te dije que no estaba loca. - protestó Laura haciendo pucheros. - ¡Díselo Néstor!
-La verdad, creo que es lo mejor.
Entonces, como por arte de magia, los padres de Claudia y de Kevin aparecieron detrás de ellos tocando la pita del coche. Cuando los chicos entraron en el coche, y Laura -que fue la última en entrar- cerró la puerta, Carlos le dijo:
-Yo no creo que estés loca Laura. O al menos no menos que ellos. - corrigió con una sonrisa.
-¿A dónde vamos? - preguntó Laura devolviéndole la sonrisa.
-Pues si no te hubieras movido del mostrador, estaríamos todos tomándonos unos cafés en el coche tranquilamente. Pero como te quedaste pescando, estamos yendo a casa de Claudia, si no me equivoco, allí tomaremos mucho café. - contestó Néstor.
-Ah...lo siento. -se disculpó Laura a los padres.
-No pasa nada cariño. -le sonrió Carmen.
Se dirigieron, como habían dicho, hacia casa de Claudia y Kevin. El trayecto duró menos de 10 minutos, así que no tuvieron mucha conversación mientras iban a la casa.
Metieron el coche en el garaje y subieron por las escaleras hasta llegar al piso donde vivía Claudia, el tercero a la derecha.
-¡Que bonita casa! - exclamó Néstor cuando entraron al acogedor piso.
-Muchas gracias Néstor. Es así como te llamas, ¿no? - le preguntó Carmen con una tímida sonrisa.
-Sí...usted Carmen ¿verdad? - le preguntó el chico con otra sonrisa.
-Sí, ya veo que Claudia te cuenta todo – respondió la madre con una sonrisa, haciendo que Néstor y Claudia se sonrojaran.
Los cinco entraron y se dirigieron al salón, mientras Carmen fue a la cocina a preparar el café. En el salón los chicos miraban sus Whatsapp, mientras Carlos leía un artículo deportivo del periódico.
Laura solo tenía un Whatsapp de su madre, puesto que sus amigos estaban en el instituto y no les habría dado tiempo de mandarle ninguno, Claudia y Néstor no tenían ninguno, y Kevin tenía montones de mensajes de amigos suyos diciéndole que se mejorara. Le llevó unos cuantos minutos contestar a todos los mensajes, pues eran bastantes, pero cuando su madre entró en el salón con una bandeja y seis tazas, él ya había terminado. Carlos cogió su taza con café y dejó el periódico a un lado.
-¿De qué equipo eres chaval? – preguntó Carlos a Néstor cuando se quitó el periódico de encima.
-Del Barcelona… - respondió tímido el chico - ¿Y usted?
-También lo soy. Hemos ganado. Y por favor, trátame de tú, que estamos en confianza – dijo Carlos con una sonrisa.
Néstor sonrió tímido y asintió.
En el salón había tres sillones para tres personas, aunque normalmente solo se sentaban dos en él. En uno de ellos, estaban sentados Kevin y Claudia, en otro Laura y Néstor  y en el último Carlos y Carmen. Cuando Kevin terminó su café se acomodó en el sillón y puso los pies en los muslos de Claudia, de manera que él estaba ahora acostado.
-¡Oye! - le gritó Claudia. -Saca tus sucios pies de mis pantalones. - le dijo esta vez más tranquila.
-Kevin está durmiendo en estos momentos, deje su mensaje después de la señal...- dijo somnoliento Kevin.
-No he escuchado ninguna señal. -protestó ella girándose hacia el otro lado.
En ese momento, Kevin aprovechó. Sin mover los pies, se enderezó un poco y le gritó a Claudia en el oído:
-¡PIIIIIIII!
-¡Loco!
-¡Tú!
-OH... no empecéis otra vez...- se lamentó Carlos.
-Me temo que ya que Kevin ha vuelto a casa, las locuras de hermanos también Carlos...-se disculpó Laura. - Néstor es igual. - sonrió.
-¡Oye!
-¿Oye qué? ¡Encima que digo que eres como un hermano para mi!
Néstor se dispuso a quejarse, pero el timbre le interrumpió.
 -Ya abro yo – dijo Carmen levantándose de su sitio
-Gracias cariño – dijo Carlos sonriéndole a su esposa
-¡Chicos! ¡Qué sorpresa! Pasad, pasad
-¿Chicos? ¿Qué hacéis aquí? – preguntó Claudia dejando a un lado a su loco hermano.
-Eso, ¿qué hacéis aquí? – repitió Laura.
Eran Sergio, Matías, Daniel, Enrique y Lucas. Todos los saludaron; las chicas dos besos y los chicos un apretón de manos.