CAPÍTULO
9: “Adiós hospital”
Los tres
chicos bajaron del coche, y se dirigieron a la recepción del hospital. Una vez
allí esperaron para tomar el ascensor hasta la segunda planta. Salen del
ascensor y van hasta la habitación 12.
-Claudia,
¿otra vez te has saltado el instituto? – dijo Carmen al ver a los tres chicos
allí de nuevo
-Sí… pero
te prometo que hoy es el último día ¿vale? – dijo Claudia abrazando a sus
padres
-Está bien
– resopló Carlos
-Hola
chicos – saludo Carmen a Néstor y a Laura
-Hola –
respondieron los dos a coro
-¿Cómo está
Kevin? Hoy le dan el alta, ¿no? – preguntó Claudia
-El doctor
nos ha dicho que si no hay cambios, a mediodía estará en casa – respondió
Carlos con una sonrisa
-Podéis
entrar a verle si queréis – propuso Carlos
-Entra tú
Laura – dijo Claudia rápidamente
-¿Yo? –
preguntó ella extrañada
-Sí. Yo
quiero estar con mis padres, y Néstor sólo ahí dentro no pinta nada…
-Bueno,
vale vale – dijo Laura levantándose de la silla de plástico y entrando por la
puerta.
-Toc toc.
¿Se puede? – dijo Laura asomando la cabeza por la puerta
-¡Laura!
Claro, pasa – dijo Kevin con una enorme sonrisa
-¿Cómo
estás?
-Muchísimo
mejor. Hoy me dan el alta
-Me alegro
mucho – dijo Laura
-Gracias
-Bueno, voy
a dejar que entre tu hermana. Te echa de menos – dice Laura levantándose
-Laura…
-Dime
-Que… que
te quiero
-Jo Kevin,
no me digas eso. ¿El otro día me dices que no estoy preparada y hoy me dices
que me quieres?
-Es que es
verdad… aunque no estés preparada te sigo queriendo
-¿Y qué
quieres que haga yo?
-Mmm…
¿darme un beso?
-¡Kevin! O
me pides un beso o me dices que no estoy preparada, pero las dos cosas no
-Bueno…
pues nada…
-Hasta
luego Kevin
-Te quiero
Laura
-¿Vas a
seguir?
-Puede…
-Kevin,
sabes que yo también te quiero, y que también quiero besarte, pero no seas
bipolar ¿vale?
-No soy
bipolar
-Si lo eres
-No lo soy
-Que si
-Que no
-Que si
-Si me das
un beso lo admito
-Kevin, me
estás liando…
-¿No decías
que querías besarme? Pues te lo estoy poniendo en bandeja
-Sí. Querer
quiero, pero no estoy preparada, y tú lo sabes.
-Bueno,
pues me alegra decirte que ya estás preparada
-Kevin,
estás necesitado amorosamente
-Que no. Ya
estás preparada. La Laura
de antes se hubiera lanzado a besarme. En cambio ahora has dicho que no.
-¿En serio?
-¿Quieres
comprobarlo?
-Por favor
-¿Sabes que
estás muy mona cuando te enfadas?
-Sí, me lo
dijiste el otro día. ¿Podemos comprobarlo ya?
-Ya lo
hemos comprobado
-¿Ah si?
-Sí. ¿No te
das cuenta? He dicho que estás muy mona cuando te enfadas y no has recordado ni
la playa, ni Santander, ni a Jake ni nada de eso.
-¡Es
verdad! Gracias Kevin. Eres un buen chico
-¿Me das mi
beso?
-Mmm… no
-¿Por qué?
– dijo Kevin triste
-Porque ya
no soy la Laura
de antes. Y también porque me hiciste sufrir cuando me declaré y soy muy
vengativa – respondió Laura con una sonrisa
-¡Pero si
lo estás deseando!
-Puede…
pero seré fuerte. Bueno me voy, que tu hermana te echa de menos – dijo Laura
mientras se acercaba a Kevin
-¿Me lo vas
a dar? – preguntó Kevin esperanzado
-Claro, pero
en la mejilla. Es un beso de amigos
-Jo
Laura se
acercó y le dio un beso en la mejilla.
-Hasta
luego Kevin. Te quiero – dijo Laura mientras se acercaba a la puerta
-¡Ya era
hora! – grita Claudia cuando ve salir a su amiga
-Estaba
haciendo tiempo para que pudieras estar con tus padres… - mintió Laura –
Néstor, ¿vamos a la cafetería a tomar algo?
-Claro
-¿Y yo? ¿No
existo? – dijo Claudia con la boca abierta
-Sí… pero
vas a ir a ver a Kevin ¿no? – dijo Laura
-Es verdad…
-Hasta
luego anda – se despidieron los dos primos
-Hola
hermanito – saludó Claudia
-Hola
pesada – bromeó Kevin
-Que
gracioso… ¿Cómo estás?
-Mejor,
gracias. ¿Te has vuelto a saltar el instituto?
-Un poco…
pero hoy ya es el último día
-Más te
vale
-Oye, ¿qué
tal con Laura?
-Bien. Ya
está preparada para tener novio.
-¿¡Estáis
saliendo!? – gritó Claudia emocionada
-¡Shh! Baja
la voz ¿quieres?
-Perdona…
Pero responde ¿Estáis saliendo?
-Pues no…
-¿Y no pasó
nada antes cuando vino a verte?
-No…
-Que raro…
pero… cuéntame
-Claudia…
es complicado ¿vale? – Kevin estaba confuso, no entendía nada, y eso hizo que
se le empezaran a humedecer los ojos
-Ey
hermanito ¿qué pasa? ¿Vas a llorar? ¿Kevin Rodríguez Sánchez llorando? Esto
es nuevo – dijo Claudia en tono burlón
-Calla idiota – dijo Kevin con una pequeña sonrisilla
-¿Me lo cuentas? – insistió Claudia
-Que… le pedí un beso… y me lo rechazó… tu amiga es demasiado bipolar
-Ya bueno,
tú no te quejes, que tampoco eres muy normal
-¡Bueno! Ya
que eres su mejor amiga… ¿cómo la reconquisto?
-Pues…
siendo tú… ¿no fue así como la conquistaste la primera vez?
-Sí, pero…
se ve que ya no le intereso… - dijo Kevin entristecido
-¿¡Tu eres
tonto!? Kevin, te ama… solo tiene miedo de meter la pata… por enésima vez.
Puede que ya esté preparada, pero ese cierto miedo a estropearlo todo con los
chicos, no se lo quita nadie. Sólo quiere asegurarse de que esta vez, es el
correcto…
-Pero… ¿soy
el correcto? – preguntó Kevin esperanzado
-Eres el
correctísimo – le respondió su hermana con una radiante sonrisa
-¿De
verdad?
-No, de mentira.
¡Pues claro idiota! Solo dale tiempo ¿vale? A demás, yo hablaré con ella y ya
te contaré.
-Gracias
fea
-De nada
idiota
En ese
momento, Laura apareció por la puerta.
-¿De que
hablabais? Os habéis callado de repente - preguntó Laura con dos Coca-Colas en
las manos. Le tendió una a Claudia y la otra se la quedó ella.
-De nada.
¿A mi no me traes una? - contestó Kevin cambiando de tema repentinamente.
-¿Sabes que
no soy tonta verdad? - dijo Laura sin parar de mirarle.
-Eres la
chica más inteligente y lista que conozco. - dijo Kevin mandando una indirecta.
-Gracias,
un detalle por tu parte. Ahora, quisiera saber de qué estabais hablando, porque
conociendo a mi mejor amiga, - dijo mirando a Claudia. - seguramente estabais
hablando de mí. ¿Me equivoco?
*Toc, toc*
-Adelante –
dijo Kevin
-Hola
Kevin. Vengo a decirte que ya puedes irte a casa – dijo un doctor con una
sonrisa en la cara – En seguida entrarán tus padres para dejarte la ropa. Un
placer haberte conocido – añadió el doctor. Le estrechó la mano a Kevin, les
dedicó una sonrisa a Claudia y a Laura y salió de la habitación, dejando que la
puerta se cerrase tras él.
-Vuelves a
casa hermanito – dijo Claudia abrazando a su hermano
Laura salió
de la habitación, con una sonrisa más falsa que un billete del Monopoly y se
sentó en las sillas de plástico a esperar a su amiga.
-¿Y a ésta
que le pasa ahora? – preguntó Kevin a su hermana – Está de lo más rara
-Déjala,
está enamorada – dijo Claudia con una sonrisa
-Si tan
enamorada está, ¿no debería alegrarse de que estoy bien y vuelvo a mi casa?
-Y lo está,
pero ¿no te das cuenta de que ya no podrá verte tan a menudo?
-Pero… tu
amiga es rara ¿sabes?
-Rara, pero
la adoras
-Mucho
-Bueno, voy
a dejar que entren mamá y papá y mientras hablo con Laura
-Vale.
Adiós enana
-Hasta
luego hermanito – dijo Claudia de la habitación dejando pasar a sus padres
-En seguida
salimos – dijo Carmen cerrando la puerta detrás suya
-¡Ey! ¿Y
Néstor?
-¿Ya le
echas de menos?
-Entablaba
una conversación, malpensada de mi vida
-Ya… está
abajo, en la cafetería
-Oye…
-Dime
-Te sigue
gustando mi hermano ¿no?
-Sí…
hablaban de mi ¿verdad?
-Sólo un
poco… ¿No le besaste?
-No… tenía
muchas, muchas ganas… pero no quiero ser la misma Laura de antes que está con
un chico distinto cada semana… quiero asegurarme de que esta vez es de verdad
-Laura…
¿crees que el chico que elijas ahora va a ser tu marido y el padre de tus
hijos? Aún tienes que pasar por mucho… y creo que mi hermano es el ideal ahora
-Ya... yo
también lo creo… pero no puedo ir ahora a lo “no soy más bipolar porque no
puedo” y aceptar su beso ahora
-¿Por qué
no? Si eres bipolar, lo eres y punto. A él le gustas así
-¿De
verdad?
-De verdad
– le respondió Claudia con una sonrisa
-Ya bueno,
ahora me da corte… no puedo entrar ahí y darle un beso por la cara, y menos
delante de tus padres…
-¿Y si
quedamos luego tú, yo, Kevin y Néstor?
-Le echas
de menos ¿eh?
-¡Ay!
¿Quieres?
-Yo sí…
pero… ¿él?
-Tranquila,
dirá que sí
-Está bien…
Oye. ¿Cuánto tarda tu hermano en vestirse? Llevamos aquí un rato
-¡Yo que sé!
Es tonto el pobre… Oye, ahora que lo pienso, ¿qué hace Néstor solo en la
cafetería?
-Ay, el
amor. Es que no puedes dejar de pensar en tu amorcito ¿verdad?
-Laura
cariño, eres idiota
-No soy
idiota – dijo Laura haciendo pucheros – Solo digo la verdad
-Seguro que
si…
-¿Vamos con
Néstor?
-Vamos
-¡Ves! ¡No
puedes evitarlo! Necesitas ir corriendo a sus brazos
-Calla y
vete al ascensor anda – dijo Claudia negando con la cabeza
Entre risas
las chicas llegan al ascensor y bajan a la cafetería en busca de Néstor
-¿Dónde se
ha metido este chico? – pregunta Claudia tras observar la cafetería
-No lo sé…
A lo mejor estaba deprimido porque no le das una oportunidad y se fue del país
– propone Laura elevando los hombros
-¿Podemos
dejar ya el temita de tu primo y yo? ¿Estás pesadita no?
-Bueno…
solo un poco
-Ya… un
poco…
-Es que
Claudia: le quieres y te quiere…
-¡Ahí está!
¡Vamos!
Néstor estaba en la caja registradora
comprando tres bollos de chocolate y Claudia y Laura se dirigieron hacia él.
-¿Qué?
¿Tenías hambre? ¿No te podrías haber conformado con uno? – preguntó burlona
Laura.
-Los otros
dos son para vosotras, enteradita. –contestó Néstor ofreciéndoles un bollo a
cada una
-Ya, claro.
Eso lo dices ahora que te pillé – dijo Laura cogiendo uno de los bollos
-Te
despertaste pesadita hoy ¿eh? – dijo Claudia después de darle una mordida a su
bollo.
-Bueno,
vamos a sentarnos en una mesa ¿no? – propone Néstor
-Vamos
-Vamos
Los tres
chicos eligen una mesa al lado de un enorme ventanal, con las mesas de
alrededor vacías.
-¿Cuándo
saldrá Kevin? – pregunta Laura algo nerviosa
-¿Ya le
echas de menos? – dice Claudia repitiendo lo que había dicho su amiga minutos
antes
-Pues sí.
Yo al meno lo admito…
-Em… ¿hola?
– interviene Néstor
-¡Néstor!
¡Hola! ¡Cuánto tiempo! ¿Cómo te va la vida? – pregunta Laura haciéndose la loca.
-Laura,
fumar te sienta fatal… - comenta Néstor
-No fumo…
-¿Entonces
eso es así de nacimiento?
-¿Qué es
exactamente “eso”?
-Tu locura
irremediable
-¡No estoy
loca! – protesta Laura como una niña pequeña
-¡Kevin! –
grita Claudia al ver a su hermano entrando a la cafetería. Se levanta y corre a
abrazarlo. Hacía tiempo que no le veía sin cables y con ropa de calle. Le
echaba de menos.
-¿Les
dejamos un momento en familia? – propone Laura
-Vale, como
quieras – responde Néstor
Mientras
Carmen, Claudia, Carlos y Kevin pasan su “momento en familia”, Laura y Néstor
siguen discutiendo sobre la locura de la chica.
-¡Sí, estás
loca! - siguió diciendo Néstor.
-¡Pero tú
más!
-Pero solo
porque saqué algo de ti. - aclaró Néstor.
-¡Pero si
tú eres el mayor! - protestó Laura.
-¡Eso no
importa!- contestó él, aun sabiendo que sí importaba.
-Esta vez,
creo que tiene razón Laura. -interrumpió Kevin. - Mis padres han ido a por el
coche, dicen que esperes en la cola del mostrador Laura, para después comprar
unos cafés y nos los tomamos en el coche. Así no hacemos cola.
-Eso es
porque es tu amorcito, por eso le das la razón a ella. - replicó Néstor
hinchando los cachetes.
-Puede,
pero yo al menos lo admito. - contestó Kevin.
Para cuando
Laura dejó de pescar, Kevin y Néstor estaban saliendo de la cafetería, riendo y
jugando junto a los demás.
-¡Eh! ¡Que
os olvidáis de mí! - gritó Laura corriendo hacia ellos.
-No nos
olvidamos, te dijimos que guardaras el sitio en la cola del mostrador. - repuso
su primo. -Claro que si no estuvieras todo el día pensando en ese tal
Rubén...-comentó con una risita.
-¿Rubén?
¡Oh dios mío! ¿Más competencia? - suspiró Kevin.
-Rubén no
existe, mi primo se lo acaba de inventar. - inventó rápidamente Laura.
Obviamente, nadie le creyó. -Está bien - explicó ella suspirando -, de pequeños
Néstor y yo nos quedábamos mucho tiempo solos en casa.
-¡Laura! -
gritaron Claudia y Kevin a la vez.
-¡Mentes
sucias! ¡Dejadme acabar! - respondió ella. -Entonces, nos aburríamos mucho. Un
día estábamos vagando por Internet y descubrimos que teníamos un vecino con los
mismos gustos que nosotros. Para ese entonces no vivíamos donde ahora. Y nada,
el tío estaba bueno. Pero nunca me gustó, a pesar de que mi primo dijera lo
contrario...
-Eso tiene
todo el sentido del mundo pequeña Laura, claro que sí. ¿Sabes lo que vamos a
hacer ahora? - Claudia le cogió con suavidad del brazo y le puso su brazo por
los hombros de Laura. - Mira, vamos a ir a casa, te vas a tomar una pastilla y
vas a dormir y mañana será un nuevo día ¿vale?
-Te dije
que no estaba loca. - protestó Laura haciendo pucheros. - ¡Díselo Néstor!
-La verdad,
creo que es lo mejor.
Entonces,
como por arte de magia, los padres de Claudia y de Kevin aparecieron detrás de
ellos tocando la pita del coche. Cuando los chicos entraron en el coche, y
Laura -que fue la última en entrar- cerró la puerta, Carlos le dijo:
-Yo no creo
que estés loca Laura. O al menos no menos que ellos. - corrigió con una
sonrisa.
-¿A dónde
vamos? - preguntó Laura devolviéndole la sonrisa.
-Pues si no
te hubieras movido del mostrador, estaríamos todos tomándonos unos cafés en el
coche tranquilamente. Pero como te quedaste pescando, estamos yendo a casa de
Claudia, si no me equivoco, allí tomaremos mucho café. - contestó Néstor.
-Ah...lo
siento. -se disculpó Laura a los padres.
-No pasa
nada cariño. -le sonrió Carmen.
Se
dirigieron, como habían dicho, hacia casa de Claudia y Kevin. El trayecto duró
menos de 10 minutos, así que no tuvieron mucha conversación mientras iban a la
casa.
Metieron el
coche en el garaje y subieron por las escaleras hasta llegar al piso donde
vivía Claudia, el tercero a la derecha.
-¡Que
bonita casa! - exclamó Néstor cuando entraron al acogedor piso.
-Muchas
gracias Néstor. Es así como te llamas, ¿no? - le preguntó Carmen con una tímida
sonrisa.
-Sí...usted
Carmen ¿verdad? - le preguntó el chico con otra sonrisa.
-Sí, ya veo
que Claudia te cuenta todo – respondió la madre con una sonrisa, haciendo que
Néstor y Claudia se sonrojaran.
Los cinco
entraron y se dirigieron al salón, mientras Carmen fue a la cocina a preparar
el café. En el salón los chicos miraban sus Whatsapp, mientras Carlos leía un
artículo deportivo del periódico.
Laura solo
tenía un Whatsapp de su madre, puesto que sus amigos estaban en el instituto y
no les habría dado tiempo de mandarle ninguno, Claudia y Néstor no tenían
ninguno, y Kevin tenía montones de mensajes de amigos suyos diciéndole que se
mejorara. Le llevó unos cuantos minutos contestar a todos los mensajes, pues
eran bastantes, pero cuando su madre entró en el salón con una bandeja y seis
tazas, él ya había terminado. Carlos cogió su taza con café y dejó el periódico
a un lado.
-¿De qué
equipo eres chaval? – preguntó Carlos a Néstor cuando se quitó el periódico de
encima.
-Del
Barcelona… - respondió tímido el chico - ¿Y usted?
-También lo
soy. Hemos ganado. Y por favor, trátame de tú, que estamos en confianza – dijo
Carlos con una sonrisa.
Néstor
sonrió tímido y asintió.
En el salón
había tres sillones para tres personas, aunque normalmente solo se sentaban dos
en él. En uno de ellos, estaban sentados Kevin y Claudia, en otro Laura y
Néstor y en el último Carlos y Carmen.
Cuando Kevin terminó su café se acomodó en el sillón y puso los pies en los
muslos de Claudia, de manera que él estaba ahora acostado.
-¡Oye! - le
gritó Claudia. -Saca tus sucios pies de mis pantalones. - le dijo esta vez más
tranquila.
-Kevin está
durmiendo en estos momentos, deje su mensaje después de la señal...- dijo
somnoliento Kevin.
-No he
escuchado ninguna señal. -protestó ella girándose hacia el otro lado.
En ese momento,
Kevin aprovechó. Sin mover los pies, se enderezó un poco y le gritó a Claudia
en el oído:
-¡PIIIIIIII!
-¡Loco!
-¡Tú!
-OH... no
empecéis otra vez...- se lamentó Carlos.
-Me temo
que ya que Kevin ha vuelto a casa, las locuras de hermanos también Carlos...-se
disculpó Laura. - Néstor es igual. - sonrió.
-¡Oye!
-¿Oye qué?
¡Encima que digo que eres como un hermano para mi!
Néstor se
dispuso a quejarse, pero el timbre le interrumpió.
-Ya abro yo – dijo Carmen levantándose de su
sitio
-Gracias
cariño – dijo Carlos sonriéndole a su esposa
-¡Chicos!
¡Qué sorpresa! Pasad, pasad
-¿Chicos?
¿Qué hacéis aquí? – preguntó Claudia dejando a un lado a su loco hermano.
-Eso, ¿qué
hacéis aquí? – repitió Laura.
Eran Sergio, Matías,
Daniel, Enrique y Lucas. Todos los saludaron; las chicas dos besos y los chicos
un apretón de manos.