CAPÍTULO
16 “Despedida”
Quedaban un par de días para que Claudia
y Laura se fueran de vacaciones con la familia de ésta última. Las dos hacían
sus maletas ilusionadas, no sabían lo que les esperaba, pero estaban realmente
contentas.
Laura quedó con Lucas un día antes de
irse para despedirse de él. A Lucas se le ocurrió una cena romántica a la luz
de las velas.
Claudia, al igual que Laura, había
quedado con Sergio, en una playa a las afueras de la ciudad, también para
despedirse.
Cuarenta minutos antes de la hora que
había quedado con Lucas, Laura eligió la ropa que se pondría. Estuvo pensando
cinco minutos, hasta que al final, decidió poderse un vestido palabra de honor
ajustado de color azul, y unos tacones negros cerrados. Dejó la ropa sobre la
cama y entró en el baño. Se quitó la ropa y se metió en la bañera. Salió diez
minutos después, se secó y se puso el vestido, dejó los zapatos a un lado. Fue
al baño, pensó que peinado hacerse, decidió que se haría una coleta alta con
fleco. Se maquilló: pintalabios rosa claro, sombra de ojos de color azul, un
poco de rimel y algo de color en las mejillas. Se puso los zapatos, estaba
realmente guapísima. Cogió un bolso del mismo color que los zapatos. Quedaban
diez minutos para su cita con Lucas. Cogió las llaves, el móvil y la cartera,
lo metió en el bolso y salió de su casa sin perder la sonrisa.
Cuando llegó, Lucas le esperaba
fuera. Al verla, se quedó impresionado <<Está realmente guapa. Tengo
mucha suerte>> Cuando al fin reaccionó, la besó, y la invitó a pasar
dentro con un suave gesto de la mano. La cena transcurrió con normalidad, los
dos rieron, los dos se alegraban de estar juntos.
Al terminar de cenar, Lucas llevó a Laura
a una playa, de noche era realmente preciosa. Dieron un pequeño paseo por la
orilla, y decidieron sentarse en la arena a contemplar las estrellas que
cubrían el cielo esa noche -Te voy a echar mucho de menos- dijo Lucas con cara
de pena
-Pero
yo mucho más- dijo Laura
-¡Anda!
No digas mentiras que te crece la nariz y te conviertes en Pinocha. -No mientas tú, a ver si va a resultar que
eres el hermano gemelo de Pinocho. Tras un largo rato de “discusión” Lucas
dijo: -Te amo mi amor, no cambien nunca
-No
cambiaré si prometes que tú tampoco lo harás.
-¡Hecho!-
dijo Lucas con una preciosa sonrisa en su cara, sí, esa sonrisa que tanto le
gustaba a Laura. Ésta le besó, le besó como nunca lo había echo, y él, por su
parte, le devolvió el beso encantado. Ninguno sabía cuanto tiempo se habían
estado besando, pero no querían que acabara nunca, pero algo les interrumpió
-Lo
siento, es mi móvil- dijo Laura con las mejillas algo coloradas
-No
importa- dijo Lucas con una sonrisa en la cara
-¿Sí?
-Laura
vente ya a casa, mañana nos levantamos temprano.
-Lo
sé mamá, ya voy. Hasta luego.
-Adiós.
Laura
no quería irse, estaba perfectamente allí con Lucas
-Nos
vamos- dijo Laura con cara de tristeza
-No
estés así, que nos veremos en un mes- dijo Lucas bromeando
-Sí,
como pasa tan rápido… Bueno, para ti sí, ya que pronto te olvidarás de mí y te
fijaras en otra…- dijo Laura esperando una respuesta que le derritiera -Si
quieres eso…- dijo Lucas con una falsa cara de tristeza
-¡No!-
dijo Laura casi gritando
-Bueno,
pues entonces no ocurrirá, tranquila- dijo Lucas guiñándole un ojo a Laura.
Lucas llevó a Laura a su casa. Antes de que Laura pudiera sacar las
llaves, Lucas le agarró de la cintura, le besó y dijo: -Te llamaré todos los
días.
-Más te vale- dijo Laura con una sonrisita.
Lucas le volvió a besar, el último beso hasta dentro de un mes, a ambos se les
hacía eterno.
Mientras, cuando Laura se arreglaba, Claudia
hacía lo mismo.
-¿Qué me pongo?- pensaba Claudia
frente a su armario. Pensó durante diez minutos, hasta que al final decidió
ponerse un vestido de asillas de color marrón, le llegaba hasta un poco más
arriba de las rodillas, y eligió unos zapatos con algo de tacón de color negro,
a juego con el bolso. Lo dejó todo sobre su cama y se fue al baño a darse una
ducha. Al terminar, se puso la ropa que había elegido antes. Se maquilló un
poco, no demasiado.
En ese momento sonó el timbre de la
puerta, Claudia oyó como se abría, pensó que habría sido su madre.
Efectivamente, su madre le dijo desde abajo: -¡Claudia! Sergio ha llegado.
-Ya
voy mamá- cogió el móvil, la cartera y las llaves. Se miró rápidamente en el
espejo por última vez, y salió de su habitación. Cuando bajó al salón, Sergio
estaba allí, sentado en el sofá esperándola
-Estás
preciosa- dijo Sergio sonriendo
-Tú
tampoco te quedas atrás. ¡Adiós mamá!- gritó Claudia
-¡Adiós!
Pásalo bien- Cerraron la puerta y se fueron.
Llegaron a la playa, se sentaron en
la arena y empezaron a hablar.
-Te
voy a echar de menos- dijo con tristeza Claudia.
-Y
yo- contestó Sergio
-Pero
pronto nos veremos otra vez, solo es un mes. Tienes que ser positiva Añadió él.
-Ya
pero...- no le dio tiempo a terminar la frase, pues Sergio le había cogido como
un bebé y la llevaba hasta la orilla del mar
-¡No
te atreverás…!- exclamó la pobre chica, aunque con una gran sonrisa -Ponme a prueba- dijo entre risas él.
-¡No,
no y no!- gritó Claudia. Pero no le sirvió de mucho gritar. Al cabo de unos
minutos estaban los dos empapados. Se unieron en un salado beso pero parecía
tan dulce…
Se hizo tarde, y Claudia tenía que
despertarse temprano, así que decidieron marcharse. Por el camino, no hicieron
más que reírse y decirse “Te quiero”
Al llegar a casa de Claudia, a Sergio
se le notaba un brillo en los ojos -No me digas que vas a llorar- dijo Claudia
casi riéndose
-No,
no es… solo sudo por los ojos- Claudia se rió, le besó y le dijo al oído: -Te
amo tonto- A Sergio le recorrió un escalofrío por todo el cuerpo, le volvió a
besar y vio como su Claudia se marchaba, hasta dentro de un mes, un mes eterno.
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